Editorial

Consecuencias impredecibles por la creciente sequía

Es muy preocupante la lenta y progresiva desaparición de varios espejos de agua a raíz de la crisis hídrica, que está dando señales de alarma en muchos lugares del país.

La falta de lluvias en el norte de Santa Fe, que ya lleva tres años en la región, provocó en la última quincena la seca completa de la laguna “El Bonete”, en el departamento de Vera. Se trata de una reserva natural, de unas 7.000 hectáreas, ubicada a orillas de la ruta nacional 98, que une Santa Fe y Santiago del Estero, en un recorrido de 186 kilómetros.

“Han muerto cientos de miles de peces, porque se secó toda la laguna”, dijo un conocedor de la zona. Pero también aparecieron amenazas de que otros sitios naturales cuidados sigan l mismo camino, y ya se observa daño ecológico gravitante en el medio ambiente, por la mortandad de peces que se registra en arroyos y lagunas, y de animales vacunos en los campos de la zona conocida como los bajos submeridionales, a lo que se suma la falta de agua a potabilizar para abastecer a diferentes comunidades de la región. Estiman la muerte de unas 3.000 vacas desde que se acentuó la sequía.

Acá en San Rafael, la Laguna de Las Salinas del Diamante está al borde de la desaparición. En su momento de mayor esplendor el espejo de agua abarcaba unas 3.000 hectáreas. “Lo que está sucediendo es lo que vemos año tras año con los humedales estratégicos de la provincia, como son los casos de la Laguna del Viborón, en Maipú, y la Laguna Blanca en Malargüe”, dijo el ex legislador provincial, Lautaro Jiménez. A esto se suman otros sitios importantes como la Laguna de Guanacache, en Lavalle, o de gran fragilidad ecológica como la Laguna Llancanelo, en Malargüe. A las Salinas del Diamante se necesita dotarla de un caudal ecológico mínimo que permita su sobrevida.

Es necesario reactivar el tratamiento de la Ley de Humedales en la legislatura provincial. Mendoza debe tener un régimen propio por las características áridas de su territorio, más allá del debate en el Congreso de la Ley Nacional, que está postergada desde hace diez años.

La Laguna “El Plateado”, en Villa Atuel, llegó a cubrir 20 hectáreas y hoy presenta una imagen desoladora. Ya casi no queda agua, y se puede ver apenas unos charcos entre medio del barro y los cañaverales. Los vecinos del paraje Colonia López sostienen que desde hace 12 años la riqueza de diversidad biológica se ha ido degradando paulatinamente hasta quedar al borde de la extinción.

En el norte santafecino el foco de atención por la sequía está centrado en los departamentos General Obligado, Vera, 9 de Julio y San Cristóbal, próximos a las provincias de Chaco, Santiago del Estero y Córdoba. Como las napas freáticas o subterráneas están altas, los productores buscan hacer perforaciones para encontrar agua y poder abastecer a sus animales. Lamentablemente, el agua que se consigue es salada, por lo tanto, los animales que la consumen comienzan a tener problemas digestivos y mueren.

Se habla en medios ruralistas de una pérdida de alrededor del 35% del rodeo criado en la zona, unos 3.000 animales aproximadamente. “La situación es dramática y desesperante, es de extrema gravedad”, afirmó un productor ganadero de la región.

 La ganadería mendocina también se encuentra en emergencia. La pérdida de pasturas por la sequía en distintas zonas productivas de la provincia llevó al gobierno a declarar el estado de emergencia agropecuaria. La medida abarca a todas las propiedades que tengan producciones ganaderas caprinas, bovinas, equinas, ovinas y apícolas.

Urge la posibilidad de recomposición natural de la flora nativa y la consiguiente restitución de la capacidad productiva de los campos para el desarrollo de la actividad. El rigor de la naturaleza nos obliga a redoblar esfuerzos para intentar contrarrestar los daños ecológicos y económicos de consecuencias impredecibles.

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