Editorial

Ahora no hubo tregua de Navidad

En la Navidad de 1914, durante la Primera Guerra Mundial, en medio de brutales batallas y muertes, los sodados de distintas nacionalidades, hartos de pelear por una causa ajena, confraternizaron e impusieron una tregua.

Esa noche del 24 de diciembre había una tensa calma, no se escuchaba la artillería, no había ninguna importante ofensiva. DE pronto comenzaron a iluminarse las trincheras alemanas con todos los adornos típicos navideños que había enviado el Kaiser. Luego llegaron los villancicos, y uno en especial, “Noche de paz”. También los soldados escoceses y franceses respondieron al canto, cada uno en su idioma, la melodía era conocida.

La Primera Guerra Mundial tenía su tregua. Luego vinieron los pedidos de canciones de una trinchera a otra. Pronto ese clima se trasladó a gran parte del frente occidental.

Al día siguiente, la tregua proseguía, y fueron los soldados alemanes quienes dieron el primer paso saliendo de sus trincheras agitando banderas blancas de paz. Al principio fueron unos momentos de duda y tensión, hasta que los escoceses salieron a encontrarse con los alemanes. Lograron que las tropas antes enemigas terminaran confraternizando.

Los mismos que horas antes combatían a matarse, ahora compartían comidas, bebidas, anécdotas y recuerdos e inclusive fotos de familiares, sobre todo de esposas, novias e hijos.

En esa Navidad de 1914, la Paz fue impuesta y ambos ejércitos aprovecharon a recoger a sus muertos del campo de batalla y muchos fueron enterrados en funerales realizados en forma conjunta. La hermandad llegó al punto de jugar partidos de fútbol entre alemanes y escoceses. Todo esto en la tierra de nadie, pero en aquel momento era de todos, no importaba nacionalidad.

Dicen que ganaron los alemanes 3 a 2, pero eso no importa. La victoria duró muy poco. Esos instantes mágicos e inverosímiles en medio de la Gran Guerra, mostraron los alcances inmensos que el fútbol puede ofrecer, que la llamada “Tregua de Navidad”.

Ese hecho histórico quedó reflejado en muchas películas de cine, e incluso el estupendo Paul McCartney le dedicó su mirada en la canción “Pipes of peace”. En el estribillo dice: “Ayúdame a aprender canciones de alegría en lugar de “arde bebé arde”, vamos a mostrarles cómo tocar las pipas de la paz”.

En aquella Navidad, “a los gritos, los oficiales superiores recordaron a los soldados que estaban allí para matar y morir. Pasada la tregua futbolera, volvió la carnicería, pero la pelota había abierto un fugaz espacio de encuentro entre esos hombres obligados a odiarse”, escribió Eduardo Galeano.

Ha pasado poco más de un siglo, hubo una Segunda Guerra, y ahora Rusia y Ucrania se enfrentan-desde hace diez meses- en lo que podría desbordar en un nuevo conflicto de alcance mundial.

Pero esta vez no hubo tregua en Navidad. Este sábado, previo a la Nochebuena, un nuevo ataque ruso en Jerson dejó al menos siete muertos y decenas de heridos. El presidente Volodímir Zelenski, de Ucrania, subió fotos del ataque en sus redes sociales. “El mundo debe ver el mal absoluto contra el que estamos luchando”, dijo. La ciudad ha sido blanco de ataques rusos en las últimas semanas, sobre todo sus instalaciones energéticas.

Este domingo en su mensaje navideño, el Papa Francisco oró por Ucrania y pidió “que la comida no sea más que un instrumento de paz”, y pidió “que se iluminen las mentes de quienes tienen el poder de acallar las armas y poner fin a esta guerra insensata”.

Ayer también el líder ruso, Vladimir Putin, apuntó contra Occidente y acusó de buscar dividir a la “Rusia histórica”. “Estamos actuando en la dirección correcta”, aseguró. Insistió en que Moscú está dispuesto a negociar con todos los participantes.

Para finalizar vuelvo a la letra del ex Beatle cuando se pregunta: “¿Se ejecutará la raza humana en un día?, ¿o alguien salvará este planeta en el que estamos jugando? ¿Es el único?, ¿qué vamos a hacer?

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