La inflación que hoy nos agobia es el resultado final de un proceso decadente y autodestructivo que no se resolverá hasta tanto no enfrentemos el problema original: el tamaño del Estado y el malgasto, demasiado excesivo, del dinero de todos los argentinos.
El Congreso Nacional cerró uno de los años más pobres en producción legislativa, la oposición y el oficialismo trabajados en la discusión por el Consejo de la Magistratura, que impidió todo tipo de diálogo. Pero lo que no se paralizó es el presupuesto de este Poder, que alcanzó para el año 2022 a más de 91.000 millones de pesos, con un alza superior al 60% y un gasto promedio de 250 millones de pesos diarios.
¿Qué hacen nuestros legisladores nacionales? Senadores y Diputados de todas las provincias solo sesionaron 15 veces en la Cámara Baja y 13 en el Senado durante todo el año. Se crearon comisiones que en el mejor de los casos funcionaron un par de veces y otras que no pasaron el primer día de conformación.
Diputados comenzó el 2022 con un presupuesto de 20.325 millones de pesos y cerró en 34.226 millones de pesos, mientras que el Senado pasó de un total anual de 19422 millones de pesos a 26.793 millones de pesos. En el último tema que sí se pusieron de acuerdo todos los legisladores nacionales, sin distinción de colores o pertenencias políticas, fue a la hora de aumentarse las dietas: 500.000 pesos para cada uno por mes. Imagínese cuántas cosas podría hacerse con esa plata bien invertida en viviendas, salud, educación, seguridad, agua potable y cloacas, etc.
Al momento de defender lo indefendible toda la clase política siempre sostiene lo mismo: “Es una pequeña porción de la torta” o “achicar el gasto público es atentar contra la eficiencia real del Estado”. Lo que está claro es que “más gasto implica más impuestos, más distorsiones, más deuda, más crisis, menos crecimiento, menos inversión, menos empleo, más pobreza”. (Editorial “La Nación)
Otro tremendo gasto lo constituyen los medios públicos como la TV Pública, Radio Nacional y Télam, que este año prevén pérdidas por casi 30.000 millones de pesos. Rosario Lufrano, responsable de RTA, la empresa que maneja la televisión y la radio del Estado nacional, tiene previsto cubrir las pérdidas operativas con 20.000 millones de pesos aportados por el Tesoro u 4.843 millones de pesos con plata que girará el Ente Nacional de Comunicaciones, según el presupuesto aprobado por el Congreso. Pero no se trata solo dl Parlamento o del área de Comunicaciones públicas por donde pasa todo.
En general es la estructura del Estado, es el desenfrenado gasto en subsidios, el abusivo empleo estatal, el déficit de empresas públicas, el mal reparto de los planes sociales, las deudas con los organismos mundiales de crédito, y más. Es hora de poner manos a la obra y reducir el inmenso gasto estatal antes de que sea demasiado tarde.
La clase política, nuestros gobernantes deben entender que aquel que “siga el baile, siga el baile, de la tierra en que nací” que cantaba el inolvidable Alberto Castillo, no se refería al mal uso de la plata tuya y mía, del dinero de todos los argentinos.